Vivir el síndrome de Estocolmo es muy típico de cuantos han permanecido durate algún tiempo zambullidos en algún tipo de “zulo” bien sea como consecuencia de ancestales creencias religiosas “embutidas” en los cerebros de los ingenuos creyentes por ensotanados sin escrúpulos, o personas -buena gente- que han tenido la desgracia de creer firmemente en los postulados del Opus Dei o alguna otra organización mafiosa. Para ayudar a salir de este estado anímico copio la hoja de ruta a seguir que me ha proporcionado un gran conocedor del undo marginado.
Se da un proceso de curación del síndrome de Estocolmo cuando se viven cuatro actitudes que relato brevemente: 1.- Echar el canario: Habrás visto de niño los dibujos animados de piolín, un alegre canario perseguido por un gatito. Cuando se lo come, la dueña de la casa lo persigue y le da azotes en el trasero de ¡Escupe! ¡Escupe! Esto es precisamente lo primero que debemos hacer para sanar las heridas: Echar el canario, encontrar alguien incapaz de juzgar y capaz de escuchar con empatía nuestras historias y guardarlas en secreto. Probablemente se necesitarán muchos días y muchas horas para echar todo lo sucedido, todos los sentimientos, todas las frustraciones, todas las preguntas en el aire, etc. 2.- Aceptar: Aceptar el canario devuelto a la vida con sus luces y sombras, descubrir los aspectos negativos y también los positivos de la experiencia; es vital para seguir adelante. Aceptar nuestra historia es distinto de resignarnos o proyectar los males en otros. Ninguna de las dos sana a la persona. Por el contrario, aceptar es asumir el pasado tal y como es. 3.- Perdonarnos: Muchas veces somos víctimas y verdugos. Aprender a perdonarnos y reconciliarnos con nosotros y con la vida. Para los creyentes puede ser de gran ayuda la reconciliación con Dios. Si Él nos perdona, también seremos más capaces de perdonarnos a nosotros mismos. Si en algún momento hicimos daño a otros no está de más reparar el daño en la medida de lo posible. También forma parte de la curación. 4.- Perdonar al verdugo: No hay sanción completa sin el perdón de corazón de corazón a quien nos ha hecho daño. Esto es muy difícil y no se le puede exigir a nadie. Cada uno lleva su ritmo, pero hemos de saber que no existe curación total sin perdón. Perdón al otro y a nosotros mismos.5.- Amar: Por último la persona reconciliada se pone al servicio de sus semejantes. Sale de sí mismo y busca cómo ayudar a otras víctimas. Los cinco elementos se pueden ir haciendo a la vez, cada vez con mayor profundidad. Lo que cuento no es teoría, es práctica vivida conmigo mismo y con muchos otros. Antonio Mas.
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in life we all have something to share, and if we share and share is better see bitcoin money here En la vida todos tenemos algo que compartir , y si compartimos y respondemos es mucho mejor , saludos.
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November 2018
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